Recibí
hace poco una cadena reenviada por un viejo amigo de la secundaria.
Digo amigo porque no me queda más remedio, aunque a fin de cuentas, en
mi memoria y quizás en la suya no nos llamemos como nada más que
conocidos. Es común recibir alguna mentira con cierta malicia de fondo
(recolectar e-mails, por ejemplo) en la bandeja de entrada; que hotmail
se cierra y que cobrará cantidades exorbitantes por su servicio, que
alguna organización de caridad donará una cantidad que se antoja risible
a la causa de salvar a un pequeñuelo envuelto en las llamas de alguna
enfermedad maldita e incluso una foto o un video que se nos pide
observar con atención para notar cierto detalle y que es interrumpido de
súbito por alguna imagen bizarra y un grito (lo que en youtube ha
venido llamándose, screamer); pero tengo que aceptar que la presente
cadena tiene cierto encanto particular. Supongo a mi conocido eligiendo
mi nombre de una lista de lo que le importa menos para quitarse de
encima una supuesta maldición, yo, quizá no menos malicioso, pero sí más
festivo, lo comparto aquí con la finalidad de compartir una cierta
clase de parálisis momentánea.
|por JML
El día que conocí a
Mary E., un día de verano de 2007, realmente terminé hablando con una
puerta; bueno, más que hablar con una puerta, escuché los sollozos y las
plegarias que venían del otro lado de esa puerta. Hablé con Terence, el
esposo de Mary durante 15 largos años. Mary aceptó verme porque a mi
edad era imposible que trabajara para algún periódico y en realidad, yo
no parecía otra cosa que un estudiante obsesionado con algunos temas,
ocupado en su carrera y -si todo salía de acuerdo al plan- esperanzado
en escribir algunas piezas de ficción, en algún momento; y eso era todo
lo que yo era.
Obtuve la dirección de su casa y acordé visitarlos
en un fin de semana en el que yo estaría en Chicago visitando a una
tía. Terence me recibió, Mary se había encerrado en su habitación.
Acampamos junto a la puerta durante media hora. Terence intentó
calmarla, convencerla de que saliera, pero fue inútil. Me entretuve
tomando notas desde el banquillo en el que el marido me instaló. No
quise dar la entrevista por perdida y traté de escuchar la discusión,
captar algún dato. No logré entender mucho de lo que Mary dijo, estaba
histérica y no paraba de repetir algunas cosas sobre sus pesadillas.
Tras
varios intentos, Terence tiró la toalla y se disculpó conmigo. Abandoné
la casa un tanto desanimado, pero logré convencerme de que aquello no
era para tanto, después de todo, esto era un pasatiempo y nada más.
Además, si Mary nunca lograba salir de su cuarto, tenía que haber
alguien más. Mary era la administradora de un pequeño foro electrónico
de anuncios (un BBS), con base en Chicago, en 1992, cuando tropezó con
smile.jpg y su vida cambió para siempre.
Tenía apenas cinco meses
de casada cuando pasó a formar parte de los cuatrocientos usuarios que,
se estima, abrieron el hipervínculo; ella, sin embargo, es la única que
ha hablado abiertamente sobre la experiencia. El resto han permanecido
en el anonimato o quizá han muerto. Fue en 2005, cuando apenas cursaba
la preparatoria, que smile.jpg atrajo mi atención por mi creciente
interés en los fenómenos surgidos en internet; Mary solía ser la víctima
que se citaba para darle credibilidad a un fenómeno que también llegó a
denominarse como smile.dog.
Lo que más me atraía era el absoluto
silencio en internet sobre la cuestión, la gente familiarizada con los
rumores y dispuesta a hablar sobre ellos los consideraba apenas un Hoax,
pues incluso dedicando algunas horas a la tarea, es imposible encontrar
la imagen. Ciertamente, existen muchas fotos manipuladas con la
finalidad de hacerse pasar por la original y es eso lo que uno va a
encontrar en los primeros intentos con cualquier buscador.
A la
imagen original se le atribuyen efectos colaterales muy significativos:
ansiedad aguda, delirio y en algunos casos, epilepsia. Creo que ese es
el principal motivo de que el archivo sea apenas una sombra, un fantasma
que suele mencionarse de vez en cuando. ¿La censura del tópico se apoya
en el escepticismo o en el miedo? Ni smile.jpg, ni smile.dog son
mencionados en Wikipedia aunque virales más escandalosos como goatse
(hello.jpg) o 2girls1cup, cuentan con su propia entrada; así mismo,
cualquier intento de subir una contribución referente a smile.jpg, es
sistemáticamente eliminada por cualquiera de los múltiples
administradores de la enciclopedia en línea.
Al parecer, ya se
hablaba de smile.jpg en los remotos tiempos de usenet, e incluso existe
una historia muy persistente sobre un hacker que en 2002, inundó los
foros de sátira y humor de Something Awful con la imagen, volviendo
epilépticos a casi la mitad de su público. Se cuenta también, que para
finales de la década de los noventa, una cadena circuló vía eMail con el
asunto: “SONRÍE, DIOS TE AMA!”. Sin importar los altos márgenes de
exposición que estos eventos supondrían, pocas personas admiten haber
tenido contacto con el archivo y hasta ahora, ninguna página o vínculo
convincente ha sido descubierto.
Aquellos que claman haber visto
smile.jpg, suelen alardear agregando que en el momento en que lo vieron
estaban muy ocupados como para guardar una copia en su disco duro. De
cualquier modo, las descripciones de las presumibles víctimas suelen
tener algunos puntos de coincidencia: un perro (cuando se especifica su
raza, un husky siberiano), iluminado por el flash de la cámara en una
habitación en penumbras; el único detalle que se distingue en la imagen
es una mano que surge desde la penumbra y usualmente, no parece hacer
nada más que “posar”, hacia el margen izquierdo.
Por supuesto, el
enfoque de la imagen es el perro (o la criatura similar a un perro,
como también suelen llamarlo): el animal muestra una par de filas de
enormes, blancos y afilados dientes, con un gesto que casi parece
humano. Se suele agregar que la imagen se ha quedado dentro de la cabeza
del espectador y que conforme se repite, vuelve en momentos de
distracción durante el día, esta va envolviendo la mente, hasta el punto
en el que la imposibilidad de pensar en otra cosa se confunde con la
sensación de no poder mirar hacia otra parte y la imagen comienza
despertar impresiones en los otros sentidos.
Estos –por llamarlos
así- episodios, parecen estar relacionados con los diagnósticos de
epilepsia y también con la aparición de pesadillas, nítidas y
paulatinamente más inquietantes. Después de que la condición empeora, el
testigo suele terminar medicado y esto, al menos en algunos casos,
suele mitigar el proceso. Supongo que el tratamiento que Mary E. tomaba,
no fue parte de esos casos.
Después de regresar de Chicago, me
dediqué a enviar mensajes de solicitud a varios grupos de noticias,
foros, sitios y listas de correo, esperando encontrar el nombre de algún
supuesto testigo de smile.jpg que sintiese la necesidad de dar su
testimonio. Pasó demasiado tiempo sin ninguna respuesta y en algún
momento, mi curiosidad comenzó a apagarse: me encontraba camino a
exámenes finales. Mary me envió un mail, a principios de Marzo de 2008:
Para: jml@****.com
De: enherM@****.net
Asunto: La entrevista del año pasado
J:
Todavia
tengo mucha vergüenza por el modo como te traté cuando me visitaste.
Espero comprendas que no tuviste nada que ver con esto, fue por mis
problemas… creo que hubiera podido ser más amable y espero que me
perodnes. Tenia mucho miedo.
Me siento acosada. He vivido así
durante 15 años. El perro viene a mí en mis sueños, cada noche. Se que
parece mentira, pero es cierto. Hay algo, un color, algo que hace que
las pesadillas que tengo no se parezcan a ningun sueño que hubiera
tenido antes… ya no recuerdo tanto los sueños que tuve antes. En mis
sueños, nunca me muevo. Nunca hablo. Simplemente estoy mirando la escena
de esa foto horrible, veo la mano, veo el perro y el perro habla.
He
pensado qué hacer durante mucho tiempo… he tenido mucho tiempo para
pensarlo. Me imagino que se lo hubiera podido enseñar a algun compañero,
a algun extraño, incluso a Terence aunque la diea no me gustara. Cada
noche durante quince años, smile.dog ha venido a mis sueños y me ha
exigido que difunda la palabra palabra y entonces, si el perro cumple
con su palabra palabra, me dejara en paz.
Lo que me detiene es pensar
en lo que haria si me miente y si no la cumple. ¿Y si todo se pone peor
después de que lo obedezca, entonces que?
Asi que nunca le he
hecho caso. Durante 15 años mantuve el diskette escondido entre mis
cosas. Todas las noches viene y me exige que difunda su palabra palabra.
Pero yo he aguantado. Muchos de mis amigos del foro, los que vieron el
archivo, dejaron de postear y leugo se mataron. Otros simplemente
desaparecieron y no supe más de ellos. Son los que mas me preocupan ¿que
decidieron? ¿le hicieron caso?
Perdoname pero cuando hablaste
con mi esposo y acordaron una cita yo sentia que al fin me iba a volver
loca. Habia decidido darte el diskette. Ya no me importaba si el perro
estaba mintiendo o no, queria que todo terminara, como fuera. Tu eres un
extraño, alguien de quien no tengo idea de su vida y con la que no me
siento obligada a nada. Por eso pensé que sería mas facil, dártelo para
tu investigación y que no me importara que fuera a pasar contigo. Pero
antes de que llegaras me vi en el espejo y me di cuenta de lo que estaba
haciendo: estaba apunto de arruinar tu vida para siempre.
No
pude soportarlo, todavía no puedo. Tengo mucha vergüenza de lo que
estuve a punto de hacerte y todo lo que espero es que esta advertencia
haga que recapacites y dejes de buscar el archivo. Porque puede que te
encuentres con alguien mas débil o más inconciente y no dude en obedecer
sus palabras las palabras. Todavia estas a tiempo de detenerte.
Sinceramente, Mary E.
Terence
me llamó unos días después, estaba en la ciudad y quería verme, lo cité
en un café. Mary se había suicidado. Después de cremarla, había
decidido revisar sus cosas, sus cuentas de correo y su ordenador. Fue
hasta que me contó que había dado con el email que su esposa me mandó,
que me di cuenta del verdadero estado en el que se encontraba: era poco
lo que quedaba del carácter afable y seguro con el que me había
encontrado el año pasado. Me pidió que hiciera caso de lo que su esposa
me había advertido. Había encontrado el diskette, etiquetado simplemente
como dog, en una estantería, en medio de un libro. Lo había roto y le
había prendido fuego hasta volverlo nada más que un pedazo de plástico
negro y retorcido.
—Silbó— me dijo. Noté su rostro palidecer
mientras intentaba tragar saliva y luchaba por explicarme, por encontrar
las palabras correctas para explicarme, —la cosa silbó, la cosa…—,
trató de disimular el tono de su voz el temblor de sus manos, dándole un
trago a su taza de café: —… la cosa aulló cuando se estaba quemando…—.
Noté el cambio en su cara, conforme se daba cuenta de lo que me estaba
diciendo —como, como si fuera un animal, vivo.
Me conmovió, quizá
demasiado. Tengo que admitir que no supe como manejar mi encuentro con
Terence. Si esto era una broma, era una muy buena. Pensaba, para
calmarme, que todo era un engaño. Parecían una pareja seria, pero hey,
quién sabe, quizá sólo se habían estado divirtiendo. Luego encontré el
obituario de Mary e incluso, encontré una pequeña nota que cubría su
muerte en la sección policíaca de un tabloide de Chicago. Estaba muerta,
al parecer, aunque ni la nota ni el obituario decían nada acerca de un
suicidio.
Decidí abandonar definitivamente, mi pasatiempo, sobre
todo porque estaba por finalizar el semestre y tenía que concentrarme en
los exámenes. El mundo tiene formas extrañas de ponernos a prueba. Casi
después de un año completo de que viera al esposo de Mary, recibí otro
mail:
Para: jml@****.com
De: elzahir82@*******.com
Hola:
Encontré
tu correo electrónico en una lista de correo. Tu perfil decía que
estabas buscando a smiledog. Yo la vi y no es tan mala como todo el
mundo dice. La adjunto. Hay que difundir la palabra palabras.
El fin del mensaje todavía me da escalofríos.
Mi
cliente de eMail mostraba un archivo adjunto. Su nombre, como era de
esperarse, era smile.jpg. Consideré si bajarlo o no. Era muy probable
que fuese falso, todo lo que había pasado no volvía más probable otro
resultado; además, aún no estaba completamente convencido de los
dichosos poderes de un simple fichero. El caso de Mary E. me había
sacudido, claro, pero, ¿no era una paciente psiquiátrica de cualquier
forma? Además, ¿Cómo es que una simple imagen podría hacer lo que se
supone que esta hace? ¿Qué clase de criatura es capaz de romper la mente
de un ser humano usando como único medio, sus ojos?
Por otro
lado, no todo podía ser una mentira, algo tenía que existir del otro
lado de la leyenda. Si descargaba la imagen, si la miraba, si al final
de todo resultaba que Mary se encontraba en lo correcto, si smile.dog
venía a mí en mis sueños a exigirme que difundiera su palabra palabras,
¿qué haría entonces, viviría como lo hizo Mary, luchando con todas mis
fuerzas durante el resto de mi vida, para no rendirme ante las ordenes
de la criatura, hasta finalmente sucumbir a mi propia muerte o mi propia
locura? Y si elegía el otro camino, ¿a quién le cargaría algo como
esto?
En mi intención original, que era escribir un artículo
corto sobre smile.jpg, había pensado que podía anexar la imagen como
evidencia, pero en esos momentos no esperaba que cualquiera que leyera
el artículo, cualquier interesado, terminara afectado. Asumiendo que el
archivo adjunto en el mail, fuera genuino, ¿sería lo suficientemente
malicioso como para salvarme a mí mismo de esta forma?
»Croquetas de emergencia para su nueva mascota
Si te gustó por favor compartelo en facebook y en twitter me ayudarias muchisimo
No hay comentarios:
Publicar un comentario